top of page
Diseño sin título (3)_edited_edited_edit

Templo de Diosa

María Fernanda Sánchez

Maíz, que se desgrana para renacer,

obsidiana que revela su propia verdad.

Cuerpo sagrado, divino,

templo de dioses antiguos,

temazcal de la tierra

donde el fuego y el agua danzan,

donde la piel hecha polvo renace.

 

Tus cabellos, hebras oscuras,

enredan la dualidad:

eres agua y fuego,

río que lleva deseo,

cascada de obsidiana donde me pierdo,

donde fluyo y me enredo,

tejiendo mis sueños en cada hebra.

Tu aroma, incienso de copal y cacao,

hechizo que enreda mis manos

entre la noche de tu melena.

 

Tus ojos, reflejos de Coyolxauhqui,

luna herida en las noches pardas,

espejos de obsidiana que esconden el yugo

y desarman sin piedad.

Me miras, y me encuentro desnudo

como ofrenda en el altar de tus pupilas,

donde la luna se desangra

y riega su fulgor sobre mi piel.

 

Tu piel, maíz dorado al sol,

milpa sagrada que en mi boca florece,

tacto de viento y barro cocido,

templo donde mi fe se estremece.

Me hundo en la calidez de tu tierra,

la recorro como quien busca

el fuego primigenio,

la respuesta a todos los misterios.

 

Tus labios, portales de fuego y luna,

néctar de maguey que embriaga,

pétalos de cempasúchil que guían,

sorbos de vida en la boca pérdida.

En ellos amanezco y anochezco,

en la curva de su esplendor me pierdo,

y en su resplandor renazco.

Tus labios, manantial de pulque y pecado,

donde los dioses beben

y los mortales se pierden.

 

En tu pecho nacen montañas de fuego,

volcanes dormidos que rugen callados,

Popocatépetl e Iztaccíhuatl en su pasión dormida.

Y en sus cumbres, el agua de Tláloc,

dando vida a la flor que en mi cuerpo ha brotado.

Tus montes son refugio y martirio,

ardor que en mi tacto se enciende,

y se vuelve tormenta en mis labios.

Sendero donde el trueno despierta,

donde la lava es delirio.

 

Tus caderas, cauce de río indomable,

serpientes de arena que danzan en piedra,

suelo sagrado donde florecen

los frutos prohibidos,

la humedad y la condena.

Te recorren mis manos como jaguares,

devorando cada sombra,

haciéndote selva, recorro tu senda.

 

Tus piernas, caminos de obsidiana,

senderos que llevan a lo divino.

Y cruzo, descalzo, tu geografía,

en cada paso… muero y revivo.

Me pierdo en su selva oscura,

entre raíces y gemidos,

donde la noche se hace manto

y me envuelve sin testigos.

 

Y llego a las raíces del ahuehuete,

árbol sagrado de ancestros y cuerpos antiguos,

me hundo en tu sangre echa río

disfrutas el placer, mi tormenta sagrada

huellas marcadas en piedra de luna.

Templo que aguarda pasos inciertos,

en el altar, mujer, de tu noche oportuna.

Diseño sin título (3)_edited_edited_edit
LOGO - PRIMERA SEMILLA (1)_edited_edited
  • Trapos
  • Instagram
  • Facebook

@primera_semilla

bottom of page