Transitaré esta ciudad con un pedazo de diente roto 

dejaré de priorizar a los cuerpos motorizados

y entonces, será en ese momento, cuando me de cuenta

que mi cuerpo en realidad no es mío 

que mi mapeo corporal ha sido hackeado 

en miles de identidades muertas

que trepan por mis piernas mientras juego a entender la realidad 

y me daré cuenta

que cuando digo que mi cuerpo es tuyo 

siempre te mentí 

porque no es mío, ni tuyo, no es de nadie

solo decía eso para que cogieras más fuerte esta agua que dice ser mía y de nadie a la vez

ahí nos daremos cuenta que tu cuerpo tampoco es tuyo

y nuestros huesos derrotados

jamás terminarán de consolidarse

que siempre seguirá existiendo 

ese fragmento blando 

entre huesos rotos

entre entidades que se desvanecen en el vapor 

del asfalto que embulle cada forma de vida

y ahí otra vez recuerdo 

que este cuerpo 

es de alguien más, tal vez es un cuerpo compartido 

tal vez en mi, transitan otras formas de vida

otras maneras de regenerarnos

con mis dientes rotos

con mi pelvis desecha en pedazos de perla y hierro 

con estos laberintos confundidos y sordos 

con este colibrí hurgando mi sangre

con esta miopía que me impide ver rostros

solo ve cuerpos grises pelar y coger entre sí 

con la piel descarapelada que se cae cada mañana 

con estos pies que también han roto vísceras 

con estas pestañas que todo el tiempo están mojadas

con lágrimas que se cristalizan y caen en la acera

se fragmentan en miles de pedazos

más vivas que nunca 

nos enseñan sobre la ternura y sobre la vida en otros lugares

nos enseñan que nada de lo que existe aquí es tan real 

como la mente de los animales perdidos 

nada es tan real como nuestros cuerpos que no son de nadie y son de todos a la vez

cuerpos compartidos

fragmentados 

cuerpo rotos 

que huelen a piel y a llanto 

cuerpos colectivos 

que cantan como religión

y lloran en revelación.