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Mãter Dei
Danya Ortega
Antes
yo existí antes de ti estuve desde que tú no eras más que un hipotético
existí sola un a lo mejor
completa un quién sabe
únicamente por y para mí un algún día
antes de que llegaras
yo tenía un nombre.
existí en mi cabello
mis chinos sueltos y rebotando sobre mi espalda todos los días
por más que mi madre que tu abuela
me dijera que las señoritas bien lo traen recogido en trenzas para que no se maltrate
existí en mis pies
enfundados en botas de plataforma repintadas y recosidas una y otra vez
o luciéndose con sandalias ligeramente demasiado grandes
o entaconados con agujas que repiqueteaban con cada paso
hacia donde se me diera mi santa gana.
existí en mis caderas
que nunca pudieron resistirse al ritmo de una salsita
ni a un par de shots una cumbia
a unas palabras al oído una bachata
a unas manos traviesas recorriendo mi espalda
a un buen compañero de baile de esos que pueden seguirme el ritmo a mí
y a mis chinos y a mis pies y a mis caderas sobre todo a mis caderas
​
existí en mi sonrisa y en mi baile
en mi corazón tantas veces roto y vuelto a pegar con kola loka
en mis manos siempre vacías de flores
pero llenas de manchas de la tinta que usaba para escribir
mis listas de compras mis pendientes mis metas mis poemas
antes de ti me vi sola en el espejo
me dejé el pelo suelto
caminé hacia donde me diera la gana
bailé hasta el cansancio mientras el mundo entero me llamaba por mi nombre
pero eso también cambió contigo
Durante
Con fragmentos de “A los cincuenta me sorprende encontrarme en mi esplendor” de Sandra Cisneros
En estos días admito
que soy tan ancha como el árbol del Tule
extraño mi cintura
el eco óseo de mis clavículas
la protuberancia de mis costillas
y la delgadez de mis tobillos
estoy h i n c h a d a como un cadáver
que se ha dejado flotar a la deriva
en un río de aguas negras
y no negras de metáfora
sino de fecales
de desechos
de alcantarilla
contaminadas.
​
mis calzones protestan
arman una revolución para exigir
el regreso de un trasero firme
de una talla menor a ‘futura mamá’
de compras por diversión
y no por necesidad
porque ya nada me queda
me dan náuseas
arcadas
los dientes desgastados
los ojos arden amarillos
los tobillos siguen inflamados
y yo sigo h i n c h a d a
decadente
contaminada por ti PARÁSITO
que te chupas mi alimento por el ombligo
y te has robado mi cintura
Después
llevo un par de días aprendiendo
cómo sostenerte en mis manos
que si tengo que recargar tu cabeza en mi codo
no, que en mi hombro
no, que no importa en donde quede de mi brazo
siempre y cuando alcances mi pezón
ahora más que nunca amo mis pezones
esos chupones mágicos que conjuran el silencio
y me regalan unos minutos de silencio para llorar yo
porque en el ruido solo puedes llorar tú
te cargo como puedo
hago trampa deteniendo tu cabeza con la mano
en vez de esos trucos de codo y hombro
porque eres tan pequeña que
incluso cruzándome de brazos
cabes y me sobra tantito espacio
para poder respirar
se me acaban las formas de entretenerte
junto con la voz y la paciencia
a lo mejor si te canto todas las letras que me sé de Roberto Carlos
ese greñudo que tu abuela dice que es mi papá
muy a disgusto del pelón que me dio su apellido
por fin dejas le dices a esos pulmoncillos
que no les cabe tanto aire para reventar mis oídos
a veces me quedo pensando
en cómo es que cabe una voz tan tremenda
en ese cuerpecito tan frágil
en esa boca en permanente puchero
en ese corazón que late tan suavecito al lado del mío
pum pum pum pum pum pum
entonces lloro me da hipo
te despiertas lloras te da hipo
y lloramos las dos