

Amor fallido
Fabiola Reyes
Existen emociones y sensaciones que se experimentan en esta vida que en su mayoría son difíciles de explicar o replicar. Tormentos nocturnos de una sola noche, como nostalgias y lamentos poco comunes. Sé que no soy la única que sufre, que llora en el reposo de una cama fría en una madrugada que espero no recordar luego de unos años. ‘Nunca entenderás el dolor ajeno, si jamás has sufrido de uno’ me dijiste una vez en uno de esos típicos tormentos semanales. Las peleas en una relación pueden ser normales, pensaba en aquel entonces. Solo era una adolescente y tú un joven adulto. La edad no importa pensé, pero no entendía que el hecho de llevarme cinco años implicaba otras cosas, más negativas que positivas, si te hablo con honestidad.
Las personas ajenas a mí pueden pensar lo que quieran con respecto a lo que tuve en ese entonces contigo, lo único que no me perdono es lo que me hiciste pensar acerca de mí. Puedes decir que fue mi culpa; que yo también te manipulé para que hicieras cosas que no querías, pero el adulto en ese caso eras tú. Tampoco te hago responsable de mí, ese no es mi objetivo con este escrito, si hago esto es para sanar lo que dentro de mí aún es una herida muy profunda. No lo hago con rencor ni nada por el estilo, la sencillez de mis letras en este papel solo quieren ser liberadoras no vengativas. No te odio a pesar de las cosas antes mencionadas, incluso por aquellas que no mencioné, no te deseo maldades. Espero que seas feliz como alguna vez quise que lo fueras conmigo. Jamás entendí muchas cosas de ti, pero trataba de acoplarme a ti en lugar de atacarte, cosa que nunca hiciste conmigo. Sé que al final de todo dejé de hacerlo; se convirtió en una guerra constante para ver quién hería más al otro, y por los llantos de ambos podría decir que fue un empate. Así como te cansaste, yo también me cansé de esperar a que las cosas simplemente sanaran entre nosotros dos. Era algo difícil esperar a que dejara de doler si jamás deteníamos los ataques. Sé que hubo dolor físico y emocional, así como tú golpeaste, yo también lo hice. Podría decir que lo hice por defensa propia, pero hubo golpes que di sin la necesidad de defenderme; estaba molesta contigo y solo buscaba una excusa para mostrártelo. No eres un santo y tampoco la víctima de nuestra historia, como tampoco yo lo soy, solamente éramos dos jóvenes enamorados demasiado locos. Espero que jamás tengas que pasar por una relación tóxica de nuevo, como yo también ya no deseo tener una relación con sujetos como tú.
Te deseo lo mejor, hasta nunca viejo y fallido amor.