
Las vidas que no viví
Anailyn V.
Ojalá todas las historias terminaran con un final feliz para todos y cada uno de los involucrados, ojalá simplemente tuvieran un final, pero eso significaría una utopía donde todo es como “debe de ser”, donde el dolor no existe, aunque, sin dolor ¿habría amor? Si todo lo tuviéramos por derecho divino, no habría nada nuevo que crear, no habría nuevos horizontes por descubrir, no habría historias por contar.
Decir que solo fue un año más, sería mentirme a mi misma. De las muchas cosas que puedo permitir, mentir no está en mi lista. Para ser honesta este año dolió, dolió en cada pequeña fibra que conecta mi corazón a mi cuerpo, porque tenía que doler, porque tenía que pasar, tenía que experimentar todas aquellas cosas que jamás viví, todo aquello a lo que jamás me atreví.
Es extraño porque me siento culpable por todo lo que no fue, a pesar de haber tomado la decisión de vivir esas experiencias, no significa que hayan terminado de la mejor manera, al menos no todas.
Comencé el año junto a una persona muy diferente a mí. Las pláticas eran cortas pero intentábamos ser la mejor compañía del otro, juramos un amor tan eterno como lo es la puesta del ocaso. Funcionó por un año y medio hasta que todo comenzó a desvanecerse y la oscuridad nos alcanzó. Enfrentarnos a aquello que no vimos fue más difícil que tener que despedirnos, no solo de nuestra compañía mutua, sino de todo aquello que no fue y que al menos en esta vida no será. Porque en esta vida tú y yo no iremos a Canadá a vivir el sueño de la vida ideal, disculpa, corrección, mi sueño de mi vida ideal. Porque mi error fue convencerte de sueños totalmente paralelos a los tuyos y tu error fue aferrarte a mis palabras por temor a estar solo de nuevo en un mundo que no había sido suficientemente benevolente contigo. En esta vida no me quedaré sentada en la mesa de tu casa mientras todos abren sus regalos de Navidad perdiendo la cuenta de cuántos regalos banales se necesitan para reunir a una familia, en esta vida no me endulzarás con tu talento de repostería, al cual yo caía totalmente perdida. En esta vida mi acto de amor más grande hacia a ti fue soltarte, dejarte ir para que pudieras abrir nuevas puertas, con nuevas personas que te hicieran sentir más de lo que alguna vez sentiste conmigo y aunque tú me prometiste dejar la puerta abierta por si algún día quería volver a ti, ahora sé que lograste abrir una diferente. Solo me queda ser feliz por todo lo que no fuimos y no seremos más.
Aún con todo, mi vida presente tenía que avanzar con o sin ti, enfrentándome a una vida paralela más donde el amor llegó desde el pasado con un montón de recuerdos, con una historia que había dejado de ser desde hace mucho. Me sentí más libre y di la oportunidad a sabiendas de aquello que podría ser. Quizá aún podría rescatar un poco de lo que alguna vez fue, pero por lo menos para mí, los dos éramos personas diferentes. Los recuerdos que teníamos en común eran solo eso, recuerdos, instantes de nuestra historia que si bien nos habían marcado, perdieron el valor conforme el tiempo pasó, aún cuando intentamos ser aquella relación que tantas veces no fue posible. La puerta estaba abierta así que decidí dejarte entrar confiando una vez más, pero sobre todo, no quería arrepentirme de nada esta vez, poder dar la oportunidad a algo que en un momento no nos dio la oportunidad, el destino tenía que juntarnos nuevamente por una razón, quizá esta vez nos dejaría estar juntos, como tanto imaginamos años atrás. La sorpresa que nos llevamos es que más allá de la compatibilidad, nos seguimos encontrando en banquetas diferentes de la carretera, una misma dirección pero no es el mismo lugar. Aferrarnos solo nos llevó a hacernos daño y antes de que la última pieza que sobrevivió a todo este maravilloso desastre cayera, decidí detenerte, porque nuevamente en esta vida no podría ser. ¿Fue tu culpa o la mía? Creo que eso hoy en día ya no importa, al menos esta vez hicimos algo bien, no quedarnos con la duda, dejar el ego atrás e intentar continuar juntos como amigos, cómo lo único que puedo ofrecerte, nos basta pertenecer a la vida del otro, y aún cuando no vivamos juntos, aún cuando dejamos pendiente un beso, al menos en esta vida no te fuiste para siempre. Quiero pensar que eso es un acierto a las últimas dos veces porque al final del día, la tercera es la vencida.
Tal vez en otra vida no me rompo la pierna y tomo el primer vuelo al país de mi vida , me pierdo al enamorarme de mi alma gemela. Tal vez en otra vida por todas esas cosas que no fui, nunca escribo, nadie conoce mis pensamientos, nadie sabe que estoy aquí. Me alegra que esa no fuera esta vida.